Durante muchos años el escenario internacional y, por consiguiente los desafíos externos para Chile y el resto de los países, estarán marcados por los acontecimientos del 11 de septiembre de 2011. Estos representaron un hito de cambio en las relaciones internacionales y en las políticas de seguridad. Por primera vez una agresión externa equivalente al estallido de una guerra golpeó el territorio continental norteamericano; su política de defensa se vio cuestionada por una amenaza terrorista no-convencional. Paralelamente, Estados Unidos pasó a priorizar sus lazos con aliados tradicionales y potencias claves, con una consecuente declinación de la importancia de ciertas regiones, en función de una lucha antiterrorista de largo aliento. Sostenemos que el respaldo claro y decidido de Chile a Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo constituye una posición de principios congruente tanto con nuestra visión del mundo, como con las prioridades de inserción internacional que hemos escogido.