Desde su invención y hasta las últimas décadas, el cine ha sido despreciado por los historiadores como una fuente válida de estudio del pasado. La aparente "transparencia" y "objetividad" que promete ilusoriamente la palabra escrita, ha hecho que la historiografía conservadora le tema a la imagen audiovisual por su lirismo y subjetividad. Sin embargo, desde los años 60, historiadores de peso como Marc Ferro comenzaron a cuestionarse por qué el texto habría de ser más fiable que la cámara cinematográfica, validando así al cine como una herramienta de estudio y comprensión de la historia social y cultural.
Erlij, E. (2014). Escribir el Pasado con el Lente de una Cámara: el Cine como Documento Histórico. Comunicación Y Medios, (29), Pág. 76 – 91. https://doi.org/10.5354/rcm.v0i29.30153